viernes, 1 de marzo de 2024

Patricentrismo y matricentrismo

 

Por HELENO SAÑA

La emancipación de la mujer es uno de los temas más debatidos de nuestro tiempo, también y quizá especialmente en nuestro país. En general —como demuestran los sondeos demoscópicos— la mayoría de los varones son partidarios de la igualdad de derechos entre ambos sexos y rechazan, por ello, la discriminación de la mujer. Aunque en la práctica la mujer siga siendo víctima de toda clase de vejaciones, agresiones y abusos —tanto en el plano físico como psíquico—, es esperanzador que el sexo masculino vaya reconociendo que no tiene el menor motivo para tratar a la mujer como un ser inferior. Hay que preguntarse, de todos modos, si la mujer habrá alcanzado su plena emancipación cuando haya dejado de ser discriminada por el hombre. Creo que no. Creo efectivamente que la emancipación de la mujer presupone no sólo la paridad de derechos con el hombre, sino la superación de todo el sistema patricéntrico de valores que ha regulado hasta ahora y sigue regulando la vida occidental y demás regiones del globo. Este patricentrismo, basado esencialmente en la voluntad de poder, el afán de dominio, la violencia, las guerras y otras patologías, es el origen y causa de la civilización inhumana y brutal en la que estamos inmersos.

Hoy como ayer existe un inmenso exceso de patricentrismo y un terrible déficit de matricentrismo, término este último que empleo como sinónimo de amor, de ternura, de espíritu de paz y de voluntad de reconciliación. Con ser más que justas, las reivindicaciones del movimiento feminista predominante me parecen asombrosamente superficiales y restrictivas, ya por el solo hecho de que pretenden conseguir la emancipación de la mujer sin salirse del sistema de valores hoy vigente. Y lo que digo sobre el movimiento feminista en general, reza también para los varones que favorecen la emancipación de la mujer sin plantearse al mismo tiempo la necesidad de poner fin a las estructuras represivas del orden actual, condición previa para la liberación tanto de la mujer como del hombre. A esta progresía masculina de clase media ilustrada y de medias tintas ideológicas, pertenece en lugar destacado el señor Zapatero, que por algo ha declarado públicamente ser un feminista. Desgraciadamente y en contradicción abierta con el supuesto feminismo de que alardea, la política realizada hasta ahora por él es patricentrista de los pies a la cabeza. Patricentrista porque está al servicio de un macrocosmos económico, social y político basado no sólo en la desigualdad entre ambos sexos, sino en la desigualdad entre unas personas y otras. Auténtica emancipación es algo más que poder ser ministra en un Gobierno o ganar lo mismo que el colega en la fábrica o en la oficina; significa vivir en un mundo humano y justo en el que se hayan eliminado o reducido al mínimo las lacras de la sociedad actual, desde los principios agresivos de competencia y rivalidad a la explotación de unas clases por otras. Mientras subsistan estas injusticias, la mujer vivirá, lo mismo que el hombre, en estado de alineación y dependencia, aunque no sea maltratada por ningún varón y gane más que ahora. La mujer sigue siendo hoy víctima de la violencia del varón, pero lo es también de la violencia estructural ejercida por el modelo vigente de sociedad, un tema, este último, que tanto el movimiento feminista al uso como los medios de comunicación y las tribunas supuestamente 'progresistas' silencian o relegan a segundo plano. Existe no sólo la discriminación y la opresión de la mujer a nivel interpersonal, sino también la que ejerce el sistema a través de su dominio sobre la totalidad social. Se ha comparado a menudo —no sin razón— el movimiento feminista con la lucha reivindicativa del proletariado en la época clásica de la lucha de clases, en la que por cierto participaron también las mujeres. Pero mientras el feminismo actual sólo lucha contra la discriminación de la mujer sin cuestionar los principios del orden imperante, la clase obrera no se limitaba a exigir condiciones laborales y retributivas más justas, sino que su meta final era la supresión del capitalismo, un criterio que era compartido también por la militancia femenina más representativa de entonces, desde Louise Michel a Rosa Luxemburg.

No me queda más que decir que la liberación de la mujer sólo es factible por medio de una lucha en común con el hombre, y viceversa, el hombre no podrá liberarse sin unirse a la mujer. El sistema hace todo lo posible por separarlos, pues sabe que mientras ambos sexos se opongan uno al otro, no se opondrán contra él. Una vez más, divide et impera.

La Clave
Nº 266, 19-25 mayo 2006

sábado, 17 de febrero de 2024

Libertad o libertinaje

Por HELENO SAÑA

A la libertad pertenecen no sólo derechos, sino también deberes, en primer término el de respetar la de los demás. No cumplir con esta segunda dimensión de la libertad significa atentar contra la de los otros, como nos enseñan no sólo las teorías políticas basadas en el concepto de democracia, sino también las reglas más elementales de la educación, el civismo y la convivencia interhumana. Por desgracia aumenta el número de personas que se saltan a la torera estos imperativos éticos y se creen autorizadas a hacer lo que les da la real gana, sin importarles lo más mínimo las consecuencias que su conducta puedan tener para sus semejantes y conciudadanos. La tan cacareada 'sociedad civil' se está convirtiendo de manera creciente en un sociedad incivil dominada por la desconsideración, el atropello y la arbitrariedad. El «todo está permitido» de Iván Karamazov ha dejado de ser una frase de novela para convertirse en pura realidad.

Todo dentro de la ley, se comprende. Para eso estamos en la sociedad permisiva, ¿no? Y lo peor es quizá que nos estamos acostumbrando a ello, como si los malos modales, el egoísmo, los empujones, la grosería o la agresividad verbal o física fueran consustanciales a la naturaleza humana. ¿Qué ha pasado, qué está pasando? Muchas cosas que quienes hemos alcanzado cierta edad no podíamos prever. Sí, tenemos la libertad política que bajo la dictadura echábamos de menos y añorábamos, pero en cambio estamos asistiendo desde hace tiempo a un visible deterioro de la libertad en el ámbito de lo cotidiano, convertida cada vez más en libertinaje. No sé si me equivoco pero pienso que una vida colmada significa algo más que poder ejercer sin trabas los derechos políticos e incluye cosas no menos importantes y decisivas como la de sentirse a gusto con la gente que uno trata y se relaciona, sea en la calle, en el lugar de trabajo, en el seno de la familia, en la escuela, en el barrio donde uno vive, en la tertulia de café o en los parques y lugares de recreo. La felicidad presupone ante todo la paz interior, la cual, a su vez, depende en alto grado de la paz que reine en el entorno social en que uno está inmerso. Ese entorno funciona hoy como una guerra sorda de todos contra todos, y eso explica que quien más quien menos viva en estado de crispación, alteración y preocupación casi permanente. Ya el simple acto de salir a la calle como peatón, como conductor de coche o como usuario de los transportes públicos va unido al riesgo potencial de ser víctima de algún percance desagradable y de tropezar con el malhumor, la insociabilidad y la mala baba de alguno de los muchos conciudadanos que insatisfechos de sí mismos y de su vida se dedican a fastidiar al prójimo. Las carreteras, las aceras y el asfalto de las ciudades se han convertido en una jungla salvaje llena de las amenazas y los peligros más insospechados. También en las grandes urbes de nuestro tiempo el «hombre es un lobo para el hombre», como según Hobbes ocurría en la fase primitiva de la historia. De ahí el desasosiego, la tensión nerviosa y la desconfianza reinantes. Pero también el hogar y el recinto familiar están dejando de ser el remanso de paz que fueron en otros tiempos, como en otras cosas demuestra el número ascendente de matrimonios rotos, la violencia de género y los antagonismos a menudo insalvables y definitivos entre padres e hijos.

El signo distintivo de la libertad bien entendida —que es la única forma legítima de libertad—, radica en su autolimitación voluntaria. Hoy se tiende, por el contrario, a acentuar y reclamar su carácter ilimitado, una exigencia que inevitablemente aboca al abuso. La desmesura que Simone Weil asignaba a la vida moderna reza también y especialmente para la libertad. Está sucediendo lo que Kant quería evitar: que el prójimo fuera degradado a mero objeto de nuestros fines egoístas. El ego del individuo medio es cada vez mayor, mientras disminuye la disposición a reconocer y tener en cuenta el de los otros. La libertad pierde con ello su esencia original para degenerar en una variante más de la prepotencia.

No sé adónde vamos a parar ni veo una salida al problema que estoy analizando aquí someramente. Lo único claro es que no podemos seguir así, a menos que nos pongamos de acuerdo para echar definitivamente por la borda el resto de cultura y de civismo que nos queda. Y eso es lo que probablemente ocurrirá si no hacemos un esfuerzo último para comprender que la libertad es un bien común y no un privilegio o monopolio de quienes no vacilan en abusar de ella

La Clave
Nº 224, agosto 2005

jueves, 15 de diciembre de 2022

El anarquista de la bandera roja

RICARDO FLORES MAGÓN:
EL REBELDE MEXICANO QUE LUCHÓ
POR UNA REVOLUCIÓN MUNDIAL

  Por EL AULLIDO

«La rebeldía es la vida,
la sumisión es la muerte.»

(RICARDO FLORES MAGÓN)

Un tren con una enorme bandera roja entra en la estación de la capital mexicana, centenares de proletarios esperan a que se abra el vagón. Un féretro envuelto en rojo y negro es sacado del interior. Todo el ambiente está plagado de banderas rojas (el color de la Revolución Social), cogen el ataúd y se lo llevan. Por las calles toda la gente humilde, los hijos del pueblo, muestran sus respetos. Varias pancartas con los emblemas de los diferentes sindicatos y organizaciones obreras se ven, también de algunas formaciones políticas de izquierdas. Cuando llega la corona floral del Gobierno es arrojada al suelo, alguien canta el himno nacional y es abucheado. El tren ha venido desde la frontera norte del país, ha recorrido varias ciudades y en todas partes hubo igual muestra multitudinaria de reverencia popular. El finado lleva muerto más de cincuenta días, fallecido en una prisión norteamericana en extrañas circunstancias, y en este mes de noviembre del presente año 2022 se cumple el centenario de su muerte. Se llamaba RICARDO FLORES MAGÓN y por defender la justicia social pasó una cuarta parte de su vida tras los barrotes.

Cuando se habla de una revolución como la mexicana, nos viene a la cabeza las figuras populares de Pancho Villa y Emiliano Zapata como sus mitos revolucionarios, pero no fueron los únicos. Esta revolución iniciadora de las que siguieron en el siglo XX, también la primera donde el papel de las clases populares y sus exigencias se hiciesen valer, aunque terminasen siendo manoseadas por los intereses del poder resultante. La Historia, las más veces, la cuentan los vencedores, aun así, de vez en cuando podemos oír voces que nos cuentan otra realidad, la de los herederos de los «vencidos», que nunca fueron acalladas del todo. Una de estas voces es la de este ácrata latinoamericano desconocido por la gran mayoría y considerado como uno de los precursores de la Revolución Mexicana. Al igual que su hermano mayor, Jesús, participó en las protestas estudiantiles de 1892 contra el régimen personalista del dictador Porfirio Díaz (que llevó «la paz y el progreso» al país a costa de oprimir a su pueblo), asunto que le llevó a la primera de sus experiencias carcelarias. Tras salir entró a trabajar en el periódico opositor EL DEMÓCRATA durante el año siguiente.

El periodo de poco más de tres décadas (1876-1911) en el que México estuvo bajo la mano dura de Porfirio Díaz se conoce como el «Porfiriato», este militar accedió al poder tras un golpe de Estado bajo el lema de «No Reelección», lema que incumplió constantemente. Tuvo al pueblo mexicano sometido, cualquier protesta era duramente reprimida. Un pueblo mayoritariamente campesino, oprimido por una oligarquía de hacendados (cuyas propiedades crecieron tras el expolio legal de las tierras comunales de pueblos y comunidades indígenas) que trataba a sus peones y trabajadores en condiciones de plena semiesclavitud. Y con una camarilla gobernante de tecnócratas, cercanos al dictador, llamados los «Científicos» (con mentalidad socialdarwinista), que controlaba las finanzas y las exportaciones en connivencia con inversores extranjeros. Estando la inmensa mayoría de la población mexicana al margen de los beneficios de la modernización del país que solo alcanzaba una minoría de terratenientes, industriales, grandes comerciantes y altos cargos públicos que vivían en las urbes. Contra este tipo de sistema injusto y cruel se movilizaba toda oposición política.

Junto a su hermano en 1900 fundó el periódico REGENERACIÓN, periódico inicialmente crítico con los errores del sistema judicial y su corrupción evolucionó a atacar directamente al régimen, lo que les puso en el punto de mira. Paralelo a ello, el liberal Camilo Arriaga (sobrino-nieto del diputado que presidió la comisión parlamentaria que redactó la Constitución Mexicana de 1857) invitaba a la reconstrucción del Partido Liberal en un Congreso en San Luis Potosí para el año siguiente, tras las declaraciones de un obispo que afirmaba que el país abandonó el laicismo juarista. Los hermanos Flores Magón asistieron, y Ricardo se dio a conocer con un discurso que iba más allá de lo esperado, atacó directamente al gobierno del dictador denominándolo «madriguera de bandidos». Este Congreso dio pie a la formación de una red de grupos o clubes liberales opositores en diferentes puntos de la República, sobre los cuales pronto cayó la represión.

REGENERACIÓN es clausurado y los hermanos Flores Magón son arrestados, al salir de la cárcel Jesús decide abandonar la lucha, pero es sustituido por el hermano pequeño, Enrique. Los hermanos alquilan otro periódico EL HIJO DEL AHUIZOTE que también es prohibido, mientras la dictadura reprime y encarcela constantemente a otros muchos opositores. Ante este panorama los integrantes del partido deciden exiliarse al vecino del Norte para seguir su labor propagandística y actividades contra el régimen autoritario en 1903, y en el año siguiente 1904 les siguen los hermanos Flores Magón. Pero, la sombra de la dictadura porfirista es alargada y con la complicidad de las autoridades norteamericanas la persecución continúa. Desde Texas huyen hasta Canadá, pasando antes por Missouri, para terminar asentándose en California. En 1905 se produce la primera escisión dentro de las filas del formado Partido Liberal Mexicano (PLM), Camilo Arriaga representa la facción moderada frente a la radical de Ricardo Flores Magón. Los moderados defienden una lucha simplemente política apoyando electoralmente a candidatos independientes, los radicales optan —debido a las circunstancias— por la lucha armada para acabar con la dictadura. Otro punto en controversia es que los primeros defienden una ideología meramente liberal: la defensa de las libertades políticas; mientras los segundos optan por incorporar un discurso socializante que recurra a la defensa de los derechos del pueblo trabajador, sin igualdad económica y social no puede haber libertades políticas. Los liberales moderados abandonan y el PLM se radicaliza, aunque mantiene el nombre, con una ideología más socialista. Y esta es la línea a seguir desde entonces, también a tener en cuenta, esta organización más que un partido político termina siendo más un movimiento.

El año 1906 fue importante para la organización, es el año en el que, tras una consulta a los integrantes del partido tanto en México como en los Estados Unidos, sale a la luz su Programa político, redactado por Juan Sarabia y con aportaciones de Antonio Villarreal, Ricardo y Enrique Flores Magón solo estampan su firma como Librado Rivera, otro compañero de fatigas afín. Este programa es defendido durante unos años y resultó ser inspiración de la futura Constitución Mexicana de 1917, carta magna que fuese una de las más avanzadas del momento. Dentro se trataba temas tanto de las limitaciones de los gobernantes, como la asistencia sanitaria y enseñanza básica gratuitas, la igualdad de género, los derechos de los trabajadores y la reforma agraria, incluso de la abolición del servicio militar y la prohibición del trabajo infantil. No fue muy del agrado de los hermanos Flores Magón debido a su excesiva legalidad y moderación —para ellos se quedaba corto (sin dejar de lado, el nefasto artículo contra la inmigración china)—, y éstos después de contactar en el exilio con los sindicalistas revolucionarios de la IWW y anarquistas como Emma Goldman y otros de origen europeo ya habían asimilado una ideología libertaria, aunque su estrategia fue seguir denominándose «liberales» aunque ya no lo fuesen.

1906 fue también el año de dos hechos importantes en el México prerrevolucionario. Empezando con las huelgas de Cananea y Rio Blanco, duramente reprimidas por el Gobierno; huelgas en que agitadores vinculados al PLM estaban presentes. Así como del primer intento de sublevación armada contra la dictadura, fallida por el papel de los espías infiltrados en el PLM que dieron al traste con tal sublevación popular.

También, en 1908 hubo otro intento de levantamiento armado revolucionario que igualmente fracasó. Entre estos dos acontecimientos —en 1907— el periódico REGENERACIÓN fue sustituido temporalmente por REVOLUCIÓN.

Una figura digna de recordar, ya que fue uno de los organizadores del levantamiento de 1908, es la de Práxedis Guerrero. Hijo de terratenientes, abandona el seno familiar y su vida acomodada para ganarse el pan con el sudor de su frente como un obrero más (muy al contrario que otro con el mismo origen privilegiado como Francisco Madero). En los EEUU entra a formar parte del PLM, y adquiere una gran importancia como militante y activista mientras Ricardo Flores Magón y sus compañeros están en una de sus varias estancias en prisión. Guerrero antes que Zapata ya pronunciaba la famosa frase de «mejor morir de pie que vivir de rodillas». Con el estallido de la Revolución maderista en 1910, Guerrero entró en México con una partida guerrillera para combatir por una revolución social, pero cayó prontamente muerto a finales del año (el misterio de su muerte recuerda a la de Durruti en 1936). Lo triste es que, muy probablemente, si no hubiese caído la revolución habría ido por otros derroteros.

El PLM había preparado el camino para que surgiese la Revolución de Madero en 1910. Madero con su campaña electoral del mismo año se dio a conocer en todo el país, además de tener el apoyo de las clases medias y sectores descontentos de la oligarquía, también llegó a las clases populares, aprovechando la situación de clandestinidad del PLM que quedó relegado a un segundo plano influyente entre la gente. Con su llamamiento a levantarse contra el Gobierno de Porfirio Díaz y la promesa de devolver las tierras usurpadas a los campesinos, en varias zonas cogieron las armas y se sublevaron, lo que dio pie a la Revolución.

Aunque fracasasen los levantamientos armados de 1906 y 1908 los grupos armados pelemistas se mantuvieron. Las guerrillas pelemistas —minoritarias, pero activas— se coordinaron con las maderistas contra el enemigo común gubernamental, aunque guardando las distancias, ya que el objetivo del PLM era la revolución social, y el de Madero solo un simple cambio de poder, lo que en varios casos llevó a la confrontación. A pesar de todo, los argumentos de Flores Magón críticos contra Madero no llegaron a todas partes, y muchas guerrillas se coordinaban o se pasaban al maderismo creyendo que estaba todo acordado. Sin el empuje inicial y la experiencia de las guerrillas pelemistas hubiese sido muy difícil que la revolución se produjese, algo que fue aprovechado por los maderistas. Aun así, la iniciativa del PLM perdía terreno ante el maderismo. Recordemos que la represión contra el PLM fue mucho mayor que contra el maderismo, tanto en México como en los EEUU, por lo que su influencia se redujo. Se conoce el caso del veterano guerrillero Prisciliano Silva del PLM que al no reconocer a Madero como presidente provisional fue hecho arrestar por orden de éste, lo que conllevó duros ataques y la ruptura definitiva con Ricardo Flores Magón. Madero no era de fiar, y eso se vio después.

Ante este escenario, el poderoso vecino del norte estaba a la expectativa (movilizó tropas en la frontera y buques de guerra por las costas), y cuando vio que el viejo dictador no era capaz de parar la rebelión y ante el temor a que la Revolución fuese más que política, presionó para que Díaz abandonase el puesto y entregase el poder a Madero en 1911. (Como dato anecdótico: cuando Porfirio Díaz se embarcó al exilio con destino a Europa quiso desembarcar en la costa gallega, lo cual fue impedido por los obreros de Vigo como muestra de solidaridad internacional con el pueblo revolucionario mexicano.) Madero entró a formar parte de un Gobierno Provisional compuesto con elementos del anterior régimen y lo primero que hizo fue desarmar a sus revolucionarios, gran error del que debió de arrepentirse tarde.

El triunfo de Madero fue consecuencia de la toma de Ciudad Juárez por los revolucionarios norteños Pascual Orozco y Pancho Villa, así como en el sur por los asaltos a las haciendas de los campesinos armados bajo el liderazgo de Emiliano Zapata, que combatían por más causas que la libertad política, sin ellos no hubiese conseguido nada. Lo que conllevó el miedo de las élites y forzó a pactar con la dictadura. De ahí que con su llegada al poder, compartido con los restos del Porfiriato, intentase desarmarlos. Lo que hizo que los zapatistas aún se mantuviesen en rebelión hasta que las tierras no fuesen devueltas a los pueblos; mientras los norteños se sometían a sus órdenes, hasta que Orozco también se levantase en 1912.

En ese año 1911 se produce la segunda escisión dentro de las filas del PLM, Antonio Villarreal con otros militantes, incluidas sus dos hermanas, abandonan y se pasan al maderismo (Juan Sarabia cuando sale de la cárcel también) y rechazan el anarquismo que ya defienden los hermanos Flores Magón. En ese mismo año sacan un Manifiesto más radical en el que llaman a la expropiación de las tierras y medios de producción para gestionarlo todo comunalmente (como venían haciéndolo los pueblos indígenas desde siempre). Con este Manifiesto de 1911 ponen en entredicho el Programa de 1906 que era más bien reformista, la lucha no ha de consistir solo en derribar al tirano y cambiar las leyes, sino en atacar al sistema capitalista que lo sustenta y que explota a la clase trabajadora. Los escindidos (incluido entre ellos Jesús Flores Magón, el hermano mayor abogado que abandonase el activismo antaño) intentan, poco después, convencerlos participando en unas comisiones negociadoras enviadas por Madero para que abandonen la lucha sin conseguirlo (Ricardo rechazó, incluso, la oferta de la vicepresidencia en el futuro gobierno de Madero); lo que provoca el ataque frontal del maderismo a un PLM ya anarquista.

Una de las actividades guerrilleras de envergadura que protagonizó el PLM es la campaña en Baja California, a la que se les unieron muchos anarquistas norteamericanos y militantes del IWW, además de algunos indígenas, dándolo un carácter más internacional, que es derrotada tras el paso permitido de tropas federales mexicanas por territorio estadounidense y las divisiones internas. Este suceso vino acompañado de una ruin y difamadora propaganda mediática que les denunciaba de querer separar el territorio de México para entregárselo a los EEUU, que era totalmente falsa. Y, aun así, a día de hoy siguen muchos creyéndoselo a pies juntillas.

Como dije antes, el pensamiento político-social de Ricardo Flores Magón evolucionó hacia el anarquismo desde el liberalismo juarista, un liberalismo republicano y anticlerical. En el exilio norteamericano entró en contacto con anarquistas de origen europeo y asimiló «la Idea». Ideario que venía madurando tras las lecturas de libros de Proudhon, Bakunin y Kropotkin, así como de Marx, de la biblioteca de Camilo Arriaga. Si a esto añadimos las condiciones penosas de la represión que venía sufriendo desde hace años y las experiencias de su infancia temprana entre los indios mazatecos, los cuales practicaban la democracia directa y el apoyo mutuo como parte de sus usos y costumbres. Un pensamiento libertario que también compartía Ricardo con su hermano Enrique Flores Magón (con Jesús, no) y Librado Rivera, los tres firmaron el Programa de 1906 que luego cuestionasen con el Manifiesto de 1911. Sus críticos les denominaron como «magonistas», término que nunca aprobaron. «No somos 'magonistas' ni seguimos a ninguna personalidad», «No soy 'magonista', soy anarquista. Un anarquista no tiene ídolos», frases que dijeron como rechazo a tal definición que convertía a Ricardo en líder absoluto o caudillo de un movimiento personalista que no era cierto. Pero, debido a su frecuente uso desde entonces, voy a utilizarlo también, ya que las lenguas están vivas y, a lo largo del tiempo, el significado original de las palabras varía y termina formando parte de nuestro vocabulario. Dentro del magonismo (o 'anarcopelemismo', como también prefiero definirlo) podemos incluir a Práxedis Guerrero (muerto al comienzo de la Revolución), como también a Fernando Palomares (activo organizador en la huelga de Cananea y participe en la campaña de Baja California); añádase a Antonio de Pío Araujo (que estuvo al cargo de REGENERACIÓN y el PLM durante varios de los encarcelamientos de sus compañeros) y Anselmo Figueroa (redactor del periódico), estos dos últimos firmaron también el Manifiesto de 1911. Todos ellos compañeros de vicisitudes y batallas, entre otros.

También hubo participación femenina en sus filas, el papel como mensajeras fue vital para el movimiento, debido al machismo de las autoridades pasaban más desapercibidas. Ellas ponían en contacto a todos los grupos pelemistas, filtraban con mayor facilidad propaganda e, incluso, armas; un soporte que fue de gran importancia. Y en la región fronteriza del sur de los EEUU la publicación de muchos periódicos fue obra de ellas. También recordar que Flores Magón, al igual que Práxedis Guerrero, se pronunciaron por la igualdad entre hombres y mujeres. Sin olvidarnos del apoyo moral que le brindó al mismo Ricardo su compañera sentimental María Brousse, sin el cual le hubiese sido imposible soportar las intermitentes temporadas de cautiverio.

El lema «Tierra y Libertad» proviene del populismo ruso decimonónico y que pasó al anarquismo a través de Bakunin, y que el magonismo adoptó; sin olvidarnos de que la bandera roja del PLM llevaba las letras escritas en blanco de tal lema. El periódico ácrata barcelonés TIERRA Y LIBERTAD (años después convertido en órgano de expresión de la FAI) mantuvo estrechas relaciones con los magonistas. Aunque el lema fuese erróneamente atribuido al zapatismo, este movimiento revolucionario campesino lo adoptó tras contactar con ellos, y, además, su Plan de Ayala estaba influenciado por el discurso expropiador de los medios de producción del PLM. Se sabe que Zapata invitó a Flores Magón a que editase REGENERACIÓN desde Morelos —territorio zapatista— lo cual fue rechazado por el carácter internacionalista del magonismo. Mientras el PLM enarbolaba la bandera roja (y no rojinegra) de la revolución social, el zapatismo lo hacía con la bandera tricolor nacional, ya que el sentimiento antiestatal de los unos chocaba con el patriotismo de los otros. Pero respeto mutuo siempre mantuvieron, a pesar de las diferencias, lo que conllevó muchas críticas de parte del anarquismo internacional.

Y ya que he comentado a los pueblos indígenas, merece la pena hacer una mención al pueblo yaqui del sur de Sonora. A este pueblo le robaron las tierras en nombre del progreso y tuvo que declarar la guerra al gobierno mexicano. Las represalias fueron durísimas con ellos, a muchos condenaron a trabajar como esclavos para las haciendas, pero su espíritu rebelde (bronco) nunca se perdió. Crearon una red clandestina para armarse, red que también fue usada por el PLM en sus insurrecciones de 1906 y 1908, ya que también entre ellos entablaron contactos. Incluso los yaquis también adoptaron el lema magonista aunque modificado, como «Libertad y Tierras». No fueron los únicos indígenas que colaboraron con el PLM, como ocurrió en Veracruz y Baja California. Sin olvidarnos del activo magonista Fernando Palomares, que era indio mayo. También debemos tener en cuenta que quienes más reivindican actualmente la memoria de Ricardo Flores Magón son los mismos movimientos indígenas de Oaxaca y de otros estados mexicanos.

Ante la no aplicación de los planes iniciales dentro del maderismo surgió el descontento, como el de los hermanos Vázquez Gómez. Estos que habían apoyado a Madero se levantaron contra él al disolverse el partido que lo llevó a disputar el poder a Porfirio Díaz. Fueron de los primeros en volverse contra él, sin olvidarnos de los zapatistas que se negaban a ser desarmados y algunos grupos guerrilleros pelemistas. Madero tras unas elecciones llegó definitivamente a gobernar. Pero, la principal figura revolucionaria que surgió en esa primera etapa de la Revolución oficial fue la de Pascual Orozco. Orozco es quién abrió las puertas de acceso al poder a Madero, entonces Pancho Villa era un subordinado. Incluso el zapatismo en su Plan de Ayala lo consideró su Jefe Revolucionario. Orozco también se sublevó contra Madero a principios de 1912, junto a él se levantaron expelemistas que aunque enarbolasen la bandera roja —conocidos como «los colorados»—, Flores Magón los atacó diciendo que eran 'rojos' por fuera y conservadores por dentro, de nada fiables, ya que Orozco, a pesar de su discurso social y revolucionario, estaba financiado por la oligarquía porfirista del clan Terrazas-Creel de Chihuahua (la misma que persiguió con saña al PLM tras los intentos fallidos de revolución en los años 1906 y 1908). Madero envió al ejército comandado por el general Victoriano Huerta a combatirlo, y Pancho Villa estuvo como irregular bajo sus órdenes. Entre Villa y Huerta las relaciones no fueron buenas, Huerta intentó fusilar a Villa, éste fue encarcelado y logró escapar a los EEUU. Aquí podemos ver como el proceso revolucionario comenzaba a dar sus giros y diferentes alianzas.

Durante este breve mandato, después de años de dictadura, el movimiento obrero volvió a organizarse y a protagonizar alguna huelga general y en ese año se creó la anarcosindicalista Casa del Obrero Mundial (COM), que junto a la rebelión orozquista, en el norte, y al no desarme zapatista, en el sur, fueron verdaderos quebraderos de cabeza del gobierno maderista. Al que se le unió los intentos golpistas de la reacción.

Como inciso conviene mencionar la figura de Antonio Díaz Soto y Gama equivocadamente incluido dentro del magonismo. Aunque fuese compañero de Camilo Arriaga y participase en la formación del PLM, abandonó la clandestinidad en 1904 tras pactar con el Porfiriato. Volvió a la palestra política en 1911 tras el triunfo de Madero, dentro de un PLM reorganizado desde México junto a otros como Antonio Villarreal, Juan Sarabia y Camilo Arriaga y, a su vez, sacaron otro periódico con el mismo nombre de REGENERACIÓN («DEGENERACIÓN» según palabras de Ricardo Flores Magón) en el que también participaba Jesús Flores Magón. Todos terminaron abandonándolo porque la línea de la dirección era diferente a la original. Soto y Gama luego pasó a la anarcosindicalista COM y de ahí a luchar junto los zapatistas. Fue quién dio más peso teórico al zapatismo. Ya como diputado agrarista quiso engañar a la familia Flores Magón de que tenía la aprobación del movimiento obrero mexicano para que el Parlamento se hiciese cargo de las exequias fúnebres de Ricardo en 1922. Y es uno de los primeros responsables de falsear el papel de Flores Magón como precursor de la Revolución Mexicana oficial.

El general Huerta enviado a la capital para someter el levantamiento militar de 1913, hizo todo lo contrario, se sumó a él y depuso a Madero, al que hizo asesinar, y así acceder al poder. Todo esto con el beneplácito del embajador de los EEUU. Frente a este golpe de Estado hubo maderistas que se opusieron, como el gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, los «sonorenses» y Pancho Villa, que regresó del exilio. Zapata siguió levantisco y se opuso a este nuevo dictador. Orozco, en cambio, junto a sus «colorados», se alió con el golpista. Comenzando la segunda etapa de esta revolución. Carranza, Villa y los «sonorenses» conformaron el Ejército Constitucionalista que combatió al Ejército Federal de Huerta, igual que al sur de la capital los zapatistas continuaban la lucha por las tierras. (Por el año 1914 los EEUU ocuparon Veracruz porque vieron que Huerta se arrimaba a la Alemania del Káiser.) Los restos de las guerrillas pelemistas ingresaron dentro de las filas de estos ejércitos revolucionarios. Aun así, a pesar de los encarcelamientos constantes, Flores Magón siguió dando batalla desde California, hasta hubo un intento de formar otro nuevo movimiento guerrillero magonista que fue duramente desbaratado por las autoridades norteamericanas y sus componentes apresados con largas condenas, muy diferente fue el vecino del Norte con Pancho Villa y su gente al ser más indulgente y permitirles el suministro de armas y municiones.

Huerta fue derrocado y la división entre los revolucionarios surgió, por un lado villistas y zapatistas y por el otro, los carrancistas con el apoyo de los sonorenses. Siendo estos últimos los vencedores en la guerra civil de 1915. El ejército villista fue derrotado por el sonorense Álvaro Obregón en las batallas del Bajío, la División del Norte villista fue considerado el ejército revolucionario más grande que haya habido en la historia de América Latina, que terminó disolviéndose tras la desastrosa campaña de Sonora, a finales de ese año. Durante tal campaña Villa vio como los EEUU reconocía y daba su apoyo a Carranza, lo que provocó su desengaño, ya que hasta ese momento tuvo el apoyo norteamericano. Pancho Villa hizo como reprimenda una incursión en territorio estadounidense en 1916 lo que provocó la reacción imperialista enviando tropas a territorio mexicano para su captura: la Expedición Punitiva, que resultó ser un fracaso (aquí surgió el falso mito antiimperialista de Pancho Villa).

Uno de los momentos más inefables de la historia del movimiento obrero fue la alianza de la COM con el carrancismo para combatir a los ejércitos campesinos de Villa y Zapata (a la militancia de la COM, debido a su irreligiosidad, no le hizo mucha gracia ver a los zapatistas desfilar por la capital con la imagen de la Virgen de Guadalupe), a través de los llamados «Batallones Rojos». Tras la derrota de éstos, Carranza desarmó tales batallones, e incluso reprimió con dureza las numerosas huelgas y cerró los locales, los obreros ya no le hacían falta. Estos hechos, tanto el pacto como su ruptura consiguiente, fueron denunciados por Ricardo Flores Magón desde REGENERACIÓN. El posibilismo que inundó tal organización sindical y todo vínculo con el magonismo fue erradicado dentro de sus filas —a pesar de la militancia libertaria en su seno— llegando incluso a colaborar con el gobierno carrancista para neutralizar todo opositor al pacto. Aunque a Ricardo Flores Magón se le atribuyó formar parte del anarcosindicalismo, nunca consideró que las reivindicaciones consistentes en aumentar los salarios y reducir las horas, así como mejorías en las condiciones laborales, fuesen verdaderamente anticapitalistas; él era de la línea anarco-comunista como Kropotkin y Malatesta.

En 1915, después de salir de uno de sus tantos encarcelamientos, Flores Magón y compañeros crearon una comuna de California para vivir juntos. Se dedicaron a cultivar árboles frutales y criar pollos, mientras algunos componentes salían fuera a trabajar para llevar ingresos al fondo común. Fue una breve experiencia hasta que volvió a ser detenido por lo que escribía contra el Gobierno mexicano. Emma Goldman fue testigo de uno de sus juicios, vio como cuando llegaba a la sala el juez, nadie se levantaba, pero cuando entraban los Flores Magón, todo el mundo —la mayoría trabajadores mexicanos— se levantaba ante ellos como señal de admiración y respeto. En 1918 se produce la ruptura entre los dos hermanos, Ricardo y Enrique, quedándose muy menguado el PLM y el periódico REGENERACIÓN. En ese mismo año Ricardo Flores Magón y Librado Rivera firman otro manifiesto dirigido a todos los obreros y anarquistas del mundo, en el que se condena al capitalismo y a la Gran Guerra que asolaba Europa, lo que les conllevó la definitiva condena a prisión de varios años y que puso fin a la vida de Ricardo.

En 1919 Zapata era vilmente asesinado a traición, Villa se mantenía combatiendo al gobierno carrancista desde la guerrilla (hasta el abandono de la lucha armada en 1920). Poco antes, en 1917 se redactó la actual Constitución mexicana, una de las más progresistas de la época, que mantenía en el poder a las clases medias; las reivindicaciones obreras y campesinas estaban plasmadas, pero sometidas. En 1920 Carranza es depuesto por los sonorenses, con apoyo zapatista (lo debió matar alguno de sus más cercanos para salvar el pellejo), dando origen al caudillismo que gobernó el país durante las dos siguientes décadas (Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, podemos incluir también a Lázaro Cárdenas), precedente del monopolio gubernamental priista que duró todo el siglo XX.

Las duras condiciones de la prisión fueron mermando la salud de Ricardo Flores Magón. La presión callejera para liberarlo fue nula en ambos lados de la frontera. Incluso rechazó una pensión que parlamentarios mexicanos querían darle. Cuando se le obligó a pedir perdón para poder salir, también se negó, ya que él no había hecho ningún mal y arrepentirse sería dar la razón a sus opresores. En la madrugada del 21 de noviembre de 1922, apareció muerto, su causa aún es desconocida, se cree que lo asesinaron, aunque otras fuentes indican que de un paro cardiaco. Fuese provocada o no su muerte fue responsabilidad del sistema penitenciario y judicial norteamericano, que le privó de toda atención médica. Cuando desde el Gobierno mexicano se quisieron hacer cargo del cadáver, su familia se negó. Fue un sindicato ferroviario quién se encargó de devolverlo a México y hacer el funeral. Entierro multitudinario. El capitalismo estadounidense lo quería muerto, por el apoyo popular que aún arrastraba su persona.

A Flores Magón se le ha considerado el precursor de la Revolución Mexicana, pero ésta no fue su revolución. La suya era mundial, internacionalista, y no patriótica («Yo no creo en el Estado; sostengo la abolición de las fronteras internacionales»), por eso estuvo en California y no regreso a suelo mexicano en vida. Esperaba que todos los desposeídos y parias de la Tierra se levantasen, empezando con la población humilde mexicana. Y en este año 2022 se va a cumplir el Centenario de su muerte, irónicamente el Gobierno de México ha declarado oficialmente este su año, cuando Ricardo Flores Magón nunca quiso nada de ningún gobierno ni parlamento, los detestaba. Por ello se le tilda de sectario e intransigente, pero era su forma de pensar. El gabinete 'morenista' de AMLO que gobierna en México lo que está haciendo con ello es injuriar la memoria histórica de Ricardo Flores Magón, una figura del Pueblo y no de las instituciones y los políticos que se merece un mayor respeto. Desde aquí lo homenajeamos a nuestra manera con este número de la revista DC dedicado a su figura y legado.

¡VIVA TIERRA Y LIBERTAD!

 DESDE EL CONFINAMIENTO, 69
de AMOR Y RABIA

miércoles, 30 de noviembre de 2022

Ciencia ciudadana, la nueva revolución científica

EL VIEJO TOPO

Si los siglos XIX y XX fueron los siglos de la física y la biología, lo que llevamos de siglo XXI destaca por ser el siglo de los datos.

Como si de petróleo, silicio o acero se tratara, hoy en día, los datos se han convertido en una «materia prima» de gran utilidad y muy alta demanda. Los datos se recopilan y almacenan de forma masiva para generar grandes bases de información. Estas son empleadas por numerosas compañías para elaborar complejos modelos descriptivos y predictivos que sirven para conocer los intereses de la población, y así, ajustar sus modelos de negocio a la demanda de productos, servicios e incluso de preferencias políticas.

La recopilación masiva de grandes cantidades de datos o Big Data ha supuesto, por ende, una revolución a la hora de entender el funcionamiento de la sociedad, siendo posible gracias al auge en las últimas décadas de las Tecnologías de la Información y la Comunicación —conocidas como TIC’s—. Dentro de las TIC’s destaca un elemento sobre todos los demás: el smartphone o teléfono inteligente. En los países desarrollados, prácticamente la totalidad de la población cuenta las veinticuatro horas del día con uno de estos dispositivos en su bolsillo, que es, en esencia, un recolector de datos; lo que convierte a cada ciudadano, sin darse cuenta, en una valiosísima fuente de información.

Sin embargo, la recopilación masiva de datos a través de teléfonos inteligentes no solo ha cambiado ámbitos como el marketing, la ingeniería social o el desarrollo de productos, sino también el de la ciencia.

Desde hace al menos veinte años, y de una forma mucho más evidente desde la aparición del teléfono inteligente, se ha implantado una tendencia a nivel mundial dentro del ámbito científico conocida como Ciencia Ciudadana. Esta, no es más que un nuevo tipo de producción científica, mucho más democrática, ya que hace partícipe de forma consciente y voluntaria a una gran red tejida por ciudadanos repartidos por todo el globo. Lo que consigue que, cualquier persona, independientemente de su estatus social o lugar de procedencia, pueda poner a disposición de la comunidad científica su inteligencia o sus recursos tecnológicos.

La Ciencia Ciudadana podría considerarse una nueva revolución científica, y es que la participación de la sociedad civil en la recolección, verificación, análisis e intercambio de datos hace posible que la ciencia adquiera unas dimensiones e interconexiones globales nunca antes vistas.

Hace menos de un siglo que la imagen del científico ermitaño —casi loco—, embutido en su bata blanca y absorto en sus experimentos en un frío laboratorio quedó atrás. La ciencia ha derivado, por complejidad, en grupos de investigación amplios, en ocasiones repartidos por varios países y conformados por personal multidisciplinar. Sin embargo, faltaba algo. La ciencia seguía siendo inaccesible para aquellas personas ajenas al mundo académico, por lo que en la recolección y tratamiento de datos estas quedaban excluidas.

En la actualidad, esto está cambiando. Con la Ciencia Ciudadana la democratización de la ciencia ha dado un gran paso adelante. Ahora, cualquier persona puede participar en la larga cadena de generación de conocimiento, lo que ha puesto en evidencia —con sus sombras— las numerosas ventajas que ello conlleva.

Por un lado, si, por ejemplo, un grupo de investigación quisiera conocer la distribución de una avispa invasora con una picadura de alta letalidad a lo largo de un continente, y otro distinto, los niveles de contaminación sonora de varias ciudades europeas, ambos grupos se enfrentarían a un grave problema: el esfuerzo de muestreo. El esfuerzo de muestreo no es más que la cantidad de tiempo, material y personal humano necesario para la toma de un número de datos suficientemente representativo de la realidad, que permita llegar a unas conclusiones fiables. Estos supuestos grupos de investigación tendrían que dedicar gran parte de su tiempo y presupuesto a desplazamientos, colocación de trampas y dispositivos de medición. Todo esto, además de ser en muchos casos inviable desde un punto de vista económico, retrasaría la obtención de datos, su interpretación y la toma de decisiones. Quizá, en el caso de la investigación sobre la contaminación sonora, la rapidez no sería el factor fundamental, sino elaborar un plan de gestión individualizado que se adecue a las necesidades de cada ciudad; pero en el caso de la distribución de la avispa invasora sí. Conocer con celeridad sus zonas de expansión y la velocidad con la que esta se produce, podría ser clave a la hora de elaborar una estrategia de erradicación antes de que la invasión sea imparable —como lo es en la mayoría de los casos.

Sin Ciencia Ciudadana, tanto la elaboración del plan de erradicación como el de gestión sonora sería muy costoso y, probablemente, inviable. En cambio, disponer de una red de ciudadanos con acceso a un teléfono inteligente que cuente con cámara fotográfica, GPS y grabadora de audio, cambia las cosas. Ahora, ambos grupos de investigación, tras elaborar un sencillo protocolo de identificación y obtención de datos, dispondrían de un ejército de ciudadanos interesados en los proyectos, fotografiando y geolocalizando los nidos de la fatal avispa o grabando el ruido del tráfico antes de entrar al supermercado. De esta forma, quedaría a disposición de los científicos una cantidad masiva de datos de forma rápida y fiable, pudiendo dedicar sus esfuerzos a la tarea de discriminación, análisis, publicación de los datos y toma de decisiones.

Estos casos, expuestos a modo de ejemplo, ya se están realizando hoy en día. El Fondo de Información Global sobre Biodiversidad o GBIF (www.gbif.org) reúne actualmente más de dos billones de registros biológicos —sobre cualquier grupo taxonómico— utilizados en casi ocho mil artículos científicos, donde más del 50% de los datos procede de la localización e identificación de especies biológicas a través de la Ciencia Ciudadana. Del mismo modo, la plataforma NoiseTube (www.noisetube.net) lleva desde 2008 monitoreando y elaborando mapas de la contaminación sonora en diferentes ciudades a nivel mundial, empleando los datos recopilados por los ciudadanos usuarios de la aplicación.

Por otro lado, la participación de la sociedad en la ciencia a través de la Ciencia Ciudadana no solo no queda limitada a la obtención de datos, sino que también está permitiendo ampliar el poder computacional de los grupos de investigación.

Si a un científico informático de mediados de los años ochenta le enseñáramos el nivel tecnológico alcanzado en los computadores actuales, no podría hacer otra cosa que deleitarse con la enorme cantidad de tareas de complejos cálculos para las que podría emplearse en aras del progreso. Sin embargo, la realidad hoy en día es que la mayoría de los computadores de uso personal, aun portando procesadores y tarjetas gráficas de muy alto rendimiento, son usados para tareas de bajos requerimientos como la visualización de películas o la lectura de libros y prensa electrónica; o tareas de altos requerimientos, pero de carácter lúdico, como los videojuegos. Estando estos computadores la mayor parte del tiempo apagados, sirviendo, fundamentalmente, como recogedores de polvo o adornos de estilizados ángulos sobre el escritorio.

Pero la realidad es que la Ciencia Ciudadana está cambiando este escenario. Ahora, se puede «donar» altruistamente la potencia de cálculo que no se usa para convertir el computador personal en una herramienta útil para la ciencia. Es decir, no se contribuye con datos, pero sí con recursos tecnológicos. Y es que a través de plataformas como BOINC (https://boinc.berkeley.edu), se pueden encontrar proyectos científicos de gran relevancia necesitados de poder computacional.

Uno de estos proyectos, aunque ya finalizado en 2020, fue el proyecto SETI de la Universidad de Berkeley, que empleaba radiotelescopios de gran potencia para la búsqueda de mensajes extraterrestres entre el ruido de fondo galáctico. La cantidad de datos registrada por los radiotelescopios fue tan enorme que, incluso empleando los potentes servidores de la universidad, se habrían tardado millones de años en procesar. No obstante, mediante la donación del poder de cálculo de 5 millones de voluntarios repartidos a lo largo de 200 países, se pudieron procesar cerca de 19.000 millones de horas de computación; lo que resulta, cuanto menos, inaudito. El proyecto se abandonó por la falta de resultados, pero quizás su logro más importante fue demostrar que la participación ciudadana permitió crear, a través de la interconexión de millones de computadores personales ajenos al proyecto, el segundo supercomputador más potente de la historia.

Otro ejemplo pionero en el uso de la supercomputación altruista por voluntarios es el proyecto GPUGRID (www.gpugrid.net), de la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona). En este proyecto se emplea el procesamiento de las tarjetas gráficas de los usuarios para simular potenciales interacciones entre biomoléculas, lo que permite conocer el comportamiento de nuevos fármacos «virtuales» contra enfermedades nerviosas, el cáncer o el SIDA/VIH. Sin la participación de voluntarios sería necesario disponer de un ejército de científicos —o un supercomputador que la universidad no puede costear— probando la casi infinita gama de posibles biomoléculas, hasta esperar encontrar una sola que obtenga resultados prometedores. Por lo que cabe imaginar que, sin la computación en red, esta tarea sería una utopía, ya sea tanto desde el punto de vista técnico como económico. Pero gracias al supercomputador creado por los usuarios, la utopía se convierte en realidad. Y es que tal y como expresan los fundadores de esta iniciativa «se necesitan pequeñas contribuciones para grandes causas».

Estos son solo unos pocos ejemplos del enorme esfuerzo que se está produciendo, tanto en el ámbito científico como en el social, para crear una ciencia más cercana, participativa y democrática, que involucre potencialmente a todas aquellas personas que, directa o indirectamente, se benefician del progreso de la ciencia y la técnica.

Quizá, y aunque se haya establecido como una tendencia dentro de la sociedad en los últimos veinte años, la Ciencia Ciudadana no ha tenido la repercusión que merece. Ya no por falta de interés por parte de la ciudadanía, sino por el propio desconocimiento de su existencia. Desde los medios de comunicación y las instituciones se deberían poner en valor estas iniciativas, brindando la repercusión mediática que se merecen, pues todos, de una manera u otra, acabaremos disfrutando de sus hallazgos.

Tras cientos de años de actividad científica, por fin, la sociedad puede verse involucrada en todas sus fases. Hace algunas décadas todo esto habría sido quimérico, pero ahora es ya una realidad, debiendo ser también un derecho y, en muchos casos, un deber. Y es que, si el fin último de la ciencia es proveer a la sociedad de conocimiento y una mejor calidad de vida, ¿por qué no debería ser la propia sociedad un actor clave a lo largo de todas las fases del proceso científico? Si esta nueva revolución científica terminara por imponerse, junto con sus luces y sombras, de seguro viviríamos en un mundo mejor, más justo y más científico.